sábado, 6 de octubre de 2012

Golpean

Apago el televisor, así de golpe, enojado. No puedo creer lo que escucho.
Están estos tipos uniformados, protestando por sus sueldos. Estos muchachos, a quienes cuando los llaman tienen que estar listos en media hora. O en quince minutos. Y tienen que dejar sus casas, su lugar, sus hijos, sus cosas para apagar incendios que ellos no empezaron.
Y tienen que esperar cuatro días para una contestación. “Es un fin de semana largo, muchachos. Tengan paciencia, los que resuelven se tomarán su tiempo. El martes les contesto.”
Para colmo, aparecen los paranoicos de siempre, esos con ideas delirantes, alucinaciones: “Estemos alertas, estos uniformados se traen otras intenciones”.”Estamos prontos para responder al intento golpista”.”Es una clara maniobra de Las Cúpulas. Están confabulados. Son todos conspiradores” Repiten una y otra vez las mismas cosas. No pueden imaginarse que aquellos son trabajadores y protestan por su salario.
Entonces enumero: paranoia, alucinaciones, delirio, atrofia progresiva bilateral, repiten una y otra vez las mismas cosas con paráfrasis y circunloquios casi demenciales.
Pobre percepción de la realidad. Actitudes que repercuten en la vida social…
Todos estos síntomas… ¿dónde..?
¡Y entonces lo recuerdo! También, así, de golpe, a mi amigo Alfred Zheimer. El viejo loco Al, como le decíamos en aquellos años en Frankfurt, donde tocaba la batería con exquisito swing. Siempre improvisaba. Era incapaz de recordar los cortes. Ni siquiera recordaba donde nos reuniríamos para tocar, así que iba a buscarlo en el viejo escarabajo, por aquel caserón sobreviviente de los bombardeos aliados en la gran guerra.
Prueba irrefutable de la amistad entre viejos enemigos a quienes el olvido los bendice con la música, estaba John Parkin II, bajista inglés de exquisito gusto. Gusto por el whisky y las chicas jovencísimas, pero muy bueno en el bajo. Lo llamábamos Parkin Son, por el número en su apellido. Franco D, el italiano admirador de Mussolini era el otro miembro de una banda que se caracterizaba por el gusto al jazz. Era el pianista y a quien más se le notaba el paso de los años.
Foto: Juanchia
Demás está decir que yo era el otro miembro de ese grupo. Indefensos para enfrentar la vida cotidiana solos, en grupo éramos capaces de las armonías más delirantes, los fraseos más sutiles, los climas más asombrosos. La enumeración de los síntomas me llevó a rearmar esta banda, que originalmente fue concebida con la intención de hacer rock pesado y se llamó “Demencia Senil” por un par de ensayos. Esto fue mientras nos duró el entusiasmo por un tema compuesto en medio de la euforia rockera y que se llamó “Censura”. Cuando lo encuentre lo publico y te aviso. Ahora, anclados en Rosario, sobreviviendo en Pichincha, cambiamos aquel nombre violento y deprimente por algo más poético y profundo, un nombre que nos identifica más con nuestro yo interior y nuestro estado:“Circunvalación del hipocampo”.
Y Franco D, Parkin, el viejo loco Al y yo, vestidos como Circunvalación del hipocampo, improvisamos este tema que te regalamos, mientras hacemos oídos sordos a los rumores conspirativos. El tema se llama:”Golpean, andá a ver quién es…” y como siempre te lo regalamos con la intención de que lo escuches mientras tomás tu trago favorito en uno de esos momentos de intimidad solitaria en que no estás seguro si querés encontrarte con los viejos fantasmas o querés olvidarlos y no se van. Para vos: Golpean, andá a ver quién es. Hacé clik en:
http://www.hispasonic.com/musica/golpean-anda-ver/78195
También podés escuchar mis últimos temas publicados acá:
http://www.hispasonic.com/albums/tiempos/5933
No te lo pierdas ahora, que están en oferta. Cuando sean un clásico vos tendrás la primera edición.
Pero sabés que te quiero, por eso los regalos.
Juan

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